Te pasas media vida en lo alto, creyéndote
que el suelo no existe, subido a tu árbol particular y desde arriba, las cosas
se ven como más lejanas, más descoloridas. Sí, ves el cielo, pero es tan
repetitivo…
Un buen día, te talan el árbol,
si tienes suerte, bajas despacito a lo largo de su tronco y desandas los pasos
que diste para subirlo. La esencia de la vida es esa, aprender y desaprender,
porque ese es el verdadero camino que te dará la libertad, el conocimiento para
poder decidir, donde quieres estar, a qué precio, y que supondrá estar donde
estás.
De momento, me quedo en el suelo. Me gusta ver
las cosas de cerca, verles las caras de frente a las personas y de vez en
cuando, pasar al lado de mi árbol, recordar mis raíces y no olvidar jamás, lo
que se ve y se siente desde arriba y lo que se puede hacer desde el suelo.