Qué mejor compañía, para una construcción que en sus más de 700 años de vida, ha contemplado a su alrededor, cómo aparecían y desaparecían centenares de edificios, la de un ser humano con parecida andadura.
Cuándo mires atrás, que el cansancio no te impida sonreir. Y cuando ya no me mires, que el recuerdo no te haga llorar.
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