No soy perfecto, tengo mis hormas y mis defectos. A veces, cuando camino deprisa, me fatigo y tengo que sentarme. Cuando voy poco a poco, resulta que no llego, pero me gustan mis pies y el paso al que me llevan la mayoría de las veces.
Seguro que cada día me levanto con un pie diferente y me acuesto con otro. Pero mientras estés ahí, no preguntaré ni cómo ni porqué. Mientras me dejes un pequeño rincón donde descansar juntos, es suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario